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El azúcar: el apreciado cultivo de las Islas Canarias

Canarias siempre gozó de gran prestigio en la industria azucarera. Desde el siglo XV, los burgueses europeos ya se deleitaban con los manjares elaborados con el azúcar canario. Sin embargo, la producción del afamado producto en las islas era costoso y laborioso, y cada vez menos competitivo con las grandes plantaciones que proliferaban en América tras la llegada de las primeras cañas de azúcar al nuevo continente en la expedición de Cristóbal Colón. l

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Don Manuel Quevedo Alemán: un destino unido a la tradición ronera

Pese a que gradualmente la caña de azúcar fue perdiendo presencia en el archipiélago, Gran Canaria siempre fue una isla en la que el cultivo de caña tuvo un papel fundamental de su economía. Quizá el haber nacido en la isla fue el hecho que siempre mantuvo el destino de Don Manuel Quevedo Alemán (1872-1968) vinculado a la tradición azucarera y ronera.
La familia de Quevedo ya era propietaria de la fábrica azucarera de Bañaderos y, aún así, a los 16 años, el joven Manuel decide embarcarse destino a las Américas, para enriquecer sus conocimientos en Cuba y Puerto Rico. De regreso a Europa, en los primeros años del siglo XX, las explotaciones agrícolas isleñas ya habían pasado a manos de grandes terratenientes europeos que veían Canarias como un territorio agrícola virgen y muy apreciado. Así es como D. Manuel Quevedo Alemán comienza a trabajar, primero como maestro azucarero y ronero para Mr. Juan M. Laecock, en Gran Canaria y, posteriormente para Enrique Figueroa Dasilva —quien compra todos los bienes de Laecock y los traslada a Madeira—, donde Quevedo dirigirá la industria del financiero portugués y continuará atesorando experiencia en la destilación de ron hasta 1934.

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La Aldea de San Nicolás de Tolentino: la cuna de Ron Aldea
Los nacidos en las Islas sabemos que se puede vivir alejado del mar y de los paisajes canarios, pero solo por un tiempo. Por ello, tras su etapa en Madeira, D. Manuel Quevedo Alemán decide volver a Gran Canaria y fundar, en 1936, la Destilería San Nicolás para comenzar a elaborar Ron Aldea. l
Desde los orígenes de la destilería, su propietario siempre tuvo en mente hacer las cosas de una manera diferente a los demás, aplicar los conocimientos adquiridos durante sus años de emigración, y promover la destilación directa del jugo de caña. Este sistema, plenamente extendido en algunas islas del Caribe, no es el habitual en otras regiones productoras de ron, por que es menos rentable y menos eficiente. Pero la sutileza de aromas y matices —propios de la caña dulce— no se pueden llegar a conseguir mediante las elaboraciones realizadas con melazas.l
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El Secreto del Guarapo

Es cierto que el uso de las melazas permite incrementar los litros de ron obtenidos, sin embargo, el producto termina resultando más simple y plano. Por el contrario, apostar por la elaboración únicamente a partir del líquido que se extrae de la primera prensa de la caña de azúcar confiere al ron un valor extra. De color verdoso, el jugo de caña o guarapo, conserva un alto contenido de aromas vegetales y un agradable sabor dulce propios de la caña. Don Manuel prefirió primar el producto al negocio: obtener menos ron, pero mucho más rico en matices, aromático e intenso. La arriesgada apuesta tuvo su efecto: en poco más de quince años, Ron Aldea pasó de la nada a una zafra de 200.000 litros, demostrando que la idea de elaborar un ron diferente en las Islas era posible.

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De la Aldea de San Nicolás a San Andrés y Sauces

Pese a que la destilería elaboraba cada vez más ron, la dificultad para conseguir caña de azúcar se acentuaba continuamente. El aprovisionamiento de caña siempre se realizó de pequeños agricultores y cosecheros locales, y muchos de ellos, durante la Segunda Guerra Mundial, se vieron forzados a abandonar el cultivo para sustituirlo por productos de primera necesidad como el tomate. Así es como, a mediados de los años cincuenta, Carmelo Quevedo, hijo de D. Manuel, se hace cargo del negocio familiar y decide mudar la destilería a San Andrés y Sauces, en la isla de La Palma, donde las plantaciones de caña y la industria azucarera aún permanecían vírgenes.l

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La tercera generación de una saga de maestros roneros

Los inicios en La Palma no fueron sencillos. Carmelo Quevedo se había mudado a la isla aunque su familia se mantuvo en Gran Canaria. Gestionar el negocio alejado de la familia no fue fácil, y menos en aquellos años en los que viajar de una isla a otra no era simple ni económico. Pero el esfuerzo obtuvo sus frutos: el pintoresco lugar elegido para establecer la nueva destilería, en un abrupto acantilado sobre el mar, rodeado de plantaciones de caña, no solo se convertiría en un icono de la Isla y de la Industria ronera de las Islas; también jugaría un papel fundamental en el proceso de elaboración y de maduración de los nuevos rones de la marca.
En 1969, la familia se reúne finalmente en La Palma y José Manuel Quevedo Hernández, hijo de D. Carmelo Quevedo, se incorpora al negocio manteniendo viva la tradición familiar y garantizando que el ron de jugo de caña seguirá corriendo por las venas de los Quevedo.

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La generación actual: la maestría y el legado para el futuro

Durante cincuenta años, y de la mano de tres generaciones, la gran ocupación de los Quevedo fue elaborar un producto de calidad, agrícola y distinto de otros rones hechos en las islas, pero siempre abasteciendo a un círculo más o menos cercano de vecinos. Sin embargo, la llegada al negocio familiar de la nueva “añada” de Quevedos aportó una nueva perspectiva.l
A principios de los 90, la destilería comienza a tener tres nuevos miembros de la saga familiar en activo: los hijos de José Manuel Quevedo Hernández, José Manuel, María Jesús y María Montserrat. Desde niños, la cuarta generación asimiló el oficio familiar de una manera natural: correteando entre plantaciones de caña de azúcar, jugando junto al molino, o escondiéndose entre barricas de ron. Pero siempre observando la maestría y el sacrificio de su padre al trabajar con el mismo alambique que ya lo había hecho su tatarabuelo setenta años atrás.l
Absorber la herencia familiar desde niños, habiendo sido siempre testigos del respeto por la auténtica tradición ronera de los Quevedo, ha marcado con fuerza a la generación actual. l
El trabajo codo con codo de los hermanos ha favorecido una segunda vida a ron Aldea: desde la elaboración de nuevos rones añejados y pequeñas ediciones limitadas de autor, a la entrada de la marca en distintos países europeos, donde en el año 2020 se alcanzó la medalla de oro de la London Spirits Competition.l
El ron corre por las venas de los Quevedo, tanto o más que como lo ha hecho por las de los ancestros de la familia. Y pronto esperamos que también lo haga por las de la generación venidera.l

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Dónde encontrarnos:

Camino el Melonar, 19
38729 Charco Azul
Isla de La Palma

Teléfono (Centralita): +34 922450568

Teléfono Museo: +34 822900513

       

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